“Ansiedad: estado de agitación, inquietud o zozobra del ánimo;
angustia que acompaña a ciertas enfermedades que no permite sosiego a los
enfermos” (RAE).
La ansiedad es un mecanismo
natural que utiliza nuestro cuerpo para mantenernos en alerta, para protegernos
de situaciones que consideramos peligrosas. De forma moderada, actúa de
parapeto, de muro, de protección.
Cuando este muro se bloquea o se
desborda, la persona se siente indefensa, paralizada y se le genera un deterioro
del funcionamiento psicosocial y fisiológico. Si esto es duradero y afecta a la
vida diaria de la persona, es entonces cuando se habla de que existe un
trastorno.
El origen, según la medicina alopática puede ser:
.- Genético,
.- Ansiedad generalizada (preocupación
o nerviosismo excesivo),
.- Por causas circunstanciales (crisis
recurrentes de angustia que surgen espontáneamente, ansiedad anticipatoria),
.- Fobias (presencia de un temor
irracional y persistente ante un objeto específico, actividad o situación con
la consecuente evitación del objeto temido. Por ejemplo, el miedo a volar, a
los pájaros o a los espacios abiertos);
.- Trastorno obsesivo-compulsivo
(pensamientos o acciones no voluntarios que la persona no puede dejar de pensar
o hacer para no generar ansiedad, por ejemplo lavarse las manos),
.- Estrés postraumático (secuelas
psicológicas desagradables tras el impacto de un trauma emocional, un acto
violento, etc),
.- Consumo de drogas,
.- Experiencias vitales
(embarazo, exámenes, situaciones laborales);
.- También puede producirse como resultado
del inicio de alguna otra enfermedad.
Sus síntomas: preocupación constante, cansancio, irritabilidad,
problemas para concentrarse y conciliar el sueño; pulsaciones elevadas,
sudoración excesiva, tensión muscular, temblores, mareos, desmayos,
indigestión, diarrea y respiración profunda, etc.
Para la medicina tradicional china, el origen y sus síntomas se vinculan con el correcto funcionamiento energético de los siguientes sistemas:
.- Renal (Miedos): opresión y
sensación de plenitud en el tórax, dolores en la zona del corazón, taquicardia,
mente confusa, ojos enrojecidos, pesadez en la cabeza; dolores óseos difusos,
cansancio psicológico, frigidez o impotencia, pérdida del deseo sexual, piernas
pesadas y tobillos hinchados.
.- Pulmonar (Tristeza): cansancio
físico, sensación de vacío, respiración y voz débil, palidez facial, cabellos
frágiles, resfriados frecuentes, tristeza. También se presentan signos de
exceso en el hígado, que no pude contener el pulmón: contracciones musculares,
accesos súbitos de ira y vértigos.
.- Hepático (Ira-Rabia): estado
de tensión nerviosa generalizada, irascibilidad, insomnio, cefaleas
intermitentes, cara enrojecida, zumbidos en los oídos, hipertensión arterial.
.- Bazo-Estomacal (Excitación
Mental): exceso de preocupaciones, a la cavilación mental incesante, a dietas
demasiado ricas en grasas o verduras crudas. Los síntomas manifiestan también
carencias en muchos otros órganos: angustia por insuficiencia de riñón, amnesia
por insuficiencia de corazón, depresión e irritabilidad por insuficiencia de
hígado, pérdida de apetito, fatiga y vientre hinchado después de comer.
Todo ello es tratable partiendo de una premisa importante, la PREVENCIÓN: es importante llevar un estilo de vida saludable, evitar el consumo de drogas y sustancias que la causan; practicar ejercicio físico de forma regular; aplicar técnicas de relajación y meditación; encontrarse con uno mismo, hablar, expresar lo que uno siente, dejar fluir.
En el caso de que la ansiedad aparezca
y se generalice, es aconsejable la eficaz ayuda de un terapeuta, que guíe,
oriente y dirija al paciente a comprender y resolver el conflicto que le esté
afectando.
Para tratarlo se trabaja con la
meditación y el entrenamiento mental, la relajación, yoga, taichí; tratamientos
con fitoterapia, flores de bach, acupuntura, auriculoterapia, kinesiología,
etc.
La ansiedad, es la antesala, el resultado de un bloqueo emocional; si se
previene, será el paso cierto en tu dulce caminar…
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