El Decálogo del Pensamiento

1ª Ley: Las palabras tienen un poder 

Puesto que las palabras tienen un poder, voy a elegir las palabras que forman mis pensamientos.

2ª Ley: Todo pensamiento produce un efecto. 

Todos los pensamientos producen un efecto; por consiguiente, tendré cuidado de elegirlos pensando en sus resultados potenciales.

3ª Ley: Creo el universo en que vivo mediante mi pensamiento. 

Creo el universo en el que vivo mediante mis pensamientos; en consecuencia, elijo pensar un universo en que me complazca vivir.

4ª Ley: Vivo en un universo que funciona exactamente de la manera en que lo pienso. 

Dado que ese universo funciona exactamente de la manera en que lo pienso, decido pensar positivamente. Al desarrollar mi capacidad de pensar positivamente, mejoro el mundo en que vivo.

5ª Ley: La calidad de mis pensamientos determina la calidad de lo que vivo. 

Sé que soy responsable de la calidad de mi vida, basada en la calidad de mis pensamientos.

6ª Ley: El universo y la vida cooperan conmigo en el sentido que elijo con mi manera de pensar.

Si pienso positivamente, la vida y el universo cooperan conmigo.

7ª Ley: El universo, como un espejo de aumento, me devuelve multiplicado lo que emito a través de mis pensamientos. 

Al desarrollar así mi manera de pensar, me abro cada vez más a la abundancia, característica fundamental del universo y de la vida.

8ª Ley: Los pensamientos que van en el mismo sentido que la vida y el orden cósmico favorecen la circulación y la manifestación de mi energía vital, en potencia y en calidad, lo mismo que mi alegría de vivir. 

Tomo siempre como punto de referencia los criterios benéficos de la elección de mis pensamientos: que vayan en el mismo sentido que la vida y el mundo.

9ª Ley: Los pensamientos contrarios a la vida, contrarios a la verdad, contrarios al ser, engendran debilidad y sufrimiento. 

Opto por construir mi vida sobre el Ser y la Verdad; de este modo, estoy en paz y en armonía conmigo mismo y con el mundo.

10ª Ley: La utilización positiva del poder creador del pensamiento me exige ser particularmente vigilante en la formulación de mis pensamientos. 

Para alcanzar este estado, me conviene mostrarme cada vez más vigilante respecto a mis pensamientos, utilizar las palabras justas, cargadas con el poder de la Verdad, el Ser y el Amor.